Solo me siento muerta.
No quiero. Solo quiero dejar de existir y dejar de hacerlo todo mal y que todo se pare y dejar de sentir que me estoy muriendo.
Ven, deja que te mire.
Déjame ver cómo has crecido, cómo me has dejado atrás. Déjame recordar lo que vivimos hace tantos años.
Quiero llegarte al corazón, quiero que me veas y recuerdes lo que fuiste. Lo que fuimos. Quiero que llores, quiero ahogarte, que no me puedas borrar de tu cabeza.
Quiero estar contigo otra vez, como hace tantos años. Quiero volver a tus brazos y hacerte sentir libre otra vez.
Por favor, recuérdame. Llora. Siente. Ríe. Tu infancia se escapó entre tus dedos pero yo sigo aquí. Sigo aquí, encerrado dentro de tu pecho. Oculto, tras un fino velo.
Mi silueta se intuye en tu forma de hablar, en tu forma de vivir, en esa forma que tienes de sentirlo todo.
Se intuye en esas noches en vela tratando de recordarme. Tratando de recoger en tus manos pequeños fragmentos de todo lo que te ha definido a lo largo de tu vida. Canciones.
Canciones que te hacen llorar con la primera nota.
Pero no lloras de pena. No estás triste. Vivimos bien, fuimos grandes, fuiste feliz.
Soy tu infancia. Tus juegos tus risas, esa imaginación indomable que creaba vida a cada segundo.
Solo soy nostalgia.
El viento corta sus mejillas.
La nieve se acumula a cada paso que da, ocultando el camino, ocultando la vida. Impidiéndole ver qué hay mas allá de su espada.
Le sangran las manos. La nieve se tiñe de rojo, creando una estela macabra a su paso. Quizás no son las llagas que recorren sus dedos, las lineas dibujadas en sus palmas como ríos de sangre através de un mapa.
No, quizás son sus fantasmas, que lloran a través del filo de su espada.
Quizás es la vida que perdió, el futuro que no se deja ver o los pasos perdidos en el mar. Quizás son las lágrimas amargas que ya no puede derramar. Quizás son los sueños, desvanecidos, hechos humo, que no se permite soñar.
Arrastra la espada a través de la nieve y el viento, intentando llegar a casa. A través de un frío helador que quiebra sus huesos y congela sus lágrimas. Un frío helador que llega hasta el alma.
Y sigue caminando, con miles de vidas,
(muertes)
risas,
(llantos)
y esperanzas
(tristezadesolaciondesconfianza perdidapenapenapenafriofrio
frío)
cargados a su espalda.
Estoy como si no estuviera. Han pasado meses, no se cuantos, y de repente noto un vacío existencial que no me come por dentro pero está ahí. Simplemente está, y me doy cuenta de que me muevo por inercia, de que no hay fuerzas que me impulsen, de que no soy más que una carcasa de mí misma.
De repente todo lo que me define es algo banal. Es algo pobre, vacío, sin sentido alguno. Lo que siento es frío, no me emociono, puedo reírme pero no se si llega a mis ojos. Es como que estoy igual que siempre. Pero no lo estoy.
Y tampoco estoy triste. Solo estoy.
Me doy cuenta de que estoy vacía, pero no se cómo llenar ese hueco.
No se como impulsarme, no se dar carrerilla.
Doy pasitos cada vez más lentos, hasta llegar al equilibrio.
Hasta pararme.
But now they've brought you away from me...
Me preguntó si puedes forzarte a querer a alguien. Si eres capaz de decir, vale, voy a enamorarme ti. Si puedes mirar a alguien a la cara y creerte que poco a poco necesitarás a esa persona.
Me preguntó cómo se vivían las noches, qué es recordar, qué significa la nostalgia y de qué está hecha la ilusión.
Me preguntó por qué hay gente rota.
Me preguntó tantas cosas... Cosas raras, cosas sin sentido, cosas de las que no se pueden hablar porque incluso para él no significaban nada.
A veces solo hay que esperar. A que alguien llegue y te diga, sin conocerte, habiendote mirado a la cara sólo una vez, apenas un cruce de miradas y una sonrisa. O sin sonrisa. Quizás es solo un parpadeo. Y que te diga, sin conocerte, algo que cambie tu vida para siempre.
Algo que te devuelva la fe en tu existencia, que te haga sonreír un poquito. O no sonreír, pero que te haga sentir algo, un poquito de brisa marina o el sol en la cara. Qué se yo. Algo.
O quizás ni siquiera tienes que esperar. Quizás tienes que hacerlo tú. Asomarte a otra vida, porque siempre esta bien conocer otras cosas. Otras historias, otros mundos.
No se. Me gustaría poder entender el mundo. Entender tu mente, tus ojos.
Quien pueda entender tus ojos entenderá tu alma.
A lo mejor existe alguien así. Alguien que te mire a la cara y conozca tu forma de ver el mundo. Que comprenda tus filtros, tus sinapsis, tus pequeñas neuronas. No lo se.
No se nada, realmente. Pero sería bonito saber.